Es aterradora la cantidad de basura que arrojamos a botaderos mal gestionados cuando no a ríos o mares. El reciclaje es una absoluta necesidad y los recicladores, héroes urbanos nos ayudan a recuperar buena parte de lo que para nosotros es basura


El tema  me obsesiona,  estoy tratando de minimizar al mínimo los desechos de mi casa. En una finca es fácil pues todo lo orgánico se vuelve  compost y hay espacio para ir clasificando lo reciclable.
Como en las vecindades no pasa el reciclador, apenas el camión de la basura, entregarle a estos héroes urbanos el material que se puede reciclar no es una opción, por ello en cuanto el montonero de plásticos, cartones y vidrios superó los límites de la decencia, llené mi vetusto Chevrolet Sprint con seis meses de desechos y me fui con estos a la bodega de reciclaje no muy lejos de mi casa.

En esta corta nota les cuento lo que aprendí:

El resultado de varios meses de reciclaje listo para salir su valor $22.000


Al llegar al lugar hice la fila detrás de dos recicladores con los cuales me puse a conversar. Ellos en sus recorridos hacen entre 30 y 40 mil pesos diarios,  En Chía se han organizado en una cooperativa y se reparten territorios. El crecimiento desordenado del municipio y la construcción de conjuntos y edificios los ha beneficiado pues en estos lugares ya recogen una buena cantidad de material clasificado sin tener que movilizarse demasiado.

Los precios que pagan por los materiales son muy bajos y oscilan dependiendo de oferta y demanda.  Lo más rentable es la chatarra siendo la mejor la de aluminio, el cartón y lo que llaman "archivo" que corresponde a revistas y papeles de buena calidad.  Me sorprendió lo poco que pagan por el vidrio, $100 por kilo y por el plástico derivado de envases.

Mi pequeño Sprint a reventar, "rindió" $22.000 entre botellas, cartones y periódicos. Mi "colega" Don Gregorio que venía adelante en carro de pedal, seguramente hizo menos.

El problema también tiene que ver con el volumen. Como el plástico principalmente se recoge en botellas de líquidos e insumos para el hogar, la relación de volumen vs peso, es perjudicial para el reciclador que a pesar de prensar las botellas e implementos PET, lleva mucho volumen con poco valor.
Mi viaje con los desperdicios del reciclaje me dio un retorno de $22.000 cerca de us $7 con los que posteriormente hice el mercado de frutas de estación para la semana.
El problema en mayor volumen también lo es para la bodega de reciclaje cuyas caoticas torres de desperdicios ocupan mucho espacio. No son bien vistos por vecinos, suelen tener problemas por uso de suelos. El negocio seguramente está en el transformador que es quien pica y funde estos materiales para su reutilización posterior.

Momento de pago. Mi pequeño vehiculo, mayor que todos los vehiculos a pedal de mis "colegas", me dejó $22.000

Al final mi ejercicio, que tenía como finalidad entender el problema desde la comercialización para pensar en algunas hipótesis de proyectos de diseño, fue estéril. Más interesantes las reflexiones mientras hacía la fila detrás de dos minúsculos carros de pedal conversando con  personas que habían dedicado toda la mañana para recoger quizás una suma inferior a la que gané con mi ejercicio.

He visto muchos proyectos universitarios de diseño proponiendo  carritos para recicladores. Ese no es el problema. si estos héroes pudieran llevar su material ya previamente compactado aunque fuera manera artesanal para poder cargar más peso, tampoco obtendrían grandes ventajas. Si no hemos sido capaces de lograr que la gente separe los detritos en útiles e inútiles, mucho menos vamos a lograr que salga compactado de edificios y conjuntos.
Es necesaria una articulación y son varios los actores: Los ciudadanos, especialmente en conjuntos y edificios. Los recicladores que para ser eficientes deben estar organizados y la administración municipal que debe organizarlos por sectores geográficos y puntos de entrega.

Así como existe un " sistema de transporte" , debe existir un "sistema de reciclaje" y eso con sus más o sus menos ya existe en muchos municipios. En el mio los recicladores cuentan con uniforme y zapatos así como un apoyo para el funcionamiento de su cooperativa y gestión de rutas cortas en recorrido pero favorables en volumen recogido.

El problema del reciclaje tiene entonces varias escalas y se establece dentro de varios parámetros y responsables:

1- Conciencia social empresarial, especialmente sobre el uso desmedido del plástico. Es indispensable volver a experiencias exitosas en el pasado como los envases retornables en canasta que para llevarlos a la casa, teníamos que dejar " la finca" es decir un depósito que se hacía efectivo al devolverlo. No debemos comprar empaques para desechar. Urge una reglamentación estricta en este sentido para cobrarle al empresario por su basura.

1-1. Cuando los empaques no sean retornables, deben ser "colapsables" de modo que no ocupen tanto espacio en el reciclaje o que puedan tener un segundo uso, recuerdo los frascos de mermelada que posteriormente servían de vasos en la casa, Empaques ultralivianos y con poco material no parecen ser una idea muy buena, pues no van a tener valor en el mercado de reciclaje y van a acabar en el basurero o contaminando mares o ríos.

2- Empaque:
En su cara vendedora del producto, se convirtió en valla publicitaria de si mismo. Organizar en el mismo espacio de góndola un sistema de venta a granel, por peso o unidades desde un dispensador, no solo puede ser publicitariamente más eficiente, como definitivamente más sostenible.

3- El carro de mercado debe ser rediseñado para evitar las bolsas plásticas, las abuelas llevaban su canasto. Este concepto que funcionó por generaciones, se debe retomar en artilugios mejor pensados por supuesto, si la medida de precio es el peso, no la unidad y la canasta de compra tiene bolsillos retirable

4- Suministro: Ante el auge de los servicios de entrega a domicilio, se justifica tener empaques ineficientes y costosos? Como se puede pensar un suministro eficiente sin basura incorporada


En este caso, el problema no es de diseño, es de comportamiento, empatía y conciencia empresarial y ambiental.

Al final diseñadores: es muy poquito lo que podemos hacer.  Yo por lo menos ya puedo llamar a Don Gonzalo, el reciclador para que dentro de seis meses se gane sus $22.000 por dos horas de trabajo y no un día de recorrido.




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